Tras su viaje por los Estados Unidos, en que Massa encaminó la aprobación de metas del segundo trimestre con el Fondo Monetario Internacional, anunció desembolsos de organismos internacionales y sostuvo encuentros con ejecutivos del sector privado. El balance que hizo el equipo económico fue positivo, pero desde el Palacio de Hacienda dieron vuelta la página y ahora se enfocarán en temas de la agenda interna que aparecen urgentes, con reuniones entre el ministro y sus funcionarios.
El trabajo a contrarreloj por el Presupuesto 2023 fue retomado ayer por el secretario de Hacienda Raúl Rigo, que es uno de los encargados del diseño del proyecto de ley que expresará las proyecciones de ingresos y gastos para el año próximo. A esa tarea están también abocados el secretario de Programación Económica Gabriel Rubinstein, encargado de planificar la hoja de ruta general del plan massista, y su subsecretario Luis Alberto Trajtenberg, que funciona como director de proyecciones macroeconómicas.
El FMI puso de manifiesto este lunes que no habrá espacio para modificar la meta fiscal de este año, de 2,5% del PBI, pero que tampoco existirá margen fiscal para el 2023, año electoral. En ese sentido, la directora gerente del FMI Kristalina Georgieva ratificó que el programa sostiene el camino de reducción del rojo fiscal hasta 1,9% del PBI, algo que quedará plasmado en el presupuesto.
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De esta manera, el ajuste que necesitará el Gobierno será equivalente a 0,6% del Producto, algo que según habían estimado desde despachos oficiales, podría incluso alcanzarse en gran medida con el ahorro fiscal anual del nuevo esquema de segmentación de subsidios con tope de consumo, que se proyectaba en unos 0,5 puntos del PBI.
La inflación es otro tema en la hoja de ruta más próxima para el ministro de Economía. El miércoles se conocerá el índice de precios de agosto, que se estima superior al 6,5% y que junto con el 7,4% de julio configurarán los dos datos de inflación más severos de todo el mandato de Alberto Fernández. El ojo está puesto por un lado, en la renovación de los programas como Precios Cuidados, al que en el Gobierno le dan un valor importante pero no decisivo en la pelea contra la suba de precios
En ese sentido, se esperan novedades en las próximas semanas, en la medida en que el secretario de Comercio Matías Tombolini continúe las reuniones con empresas de consumo masivo. Por lo pronto, les anticipó que buscará un programa con más productos y primeras marcas, aunque admiten cerca del secretario que deberán recortar la brecha de valores en góndola entre los productos incluidos en el esquema oficial y los que están afuera.
El peso relativo de Precios Cuidados en los relevamientos que hace Indec mes a mes muestran que a principio de año los bienes incluidos en esa canasta representaban más del 10% del total, mientras en julio había caído a 5 por ciento. Esa es una de las tendencias que espera revertir Tombolini.
La pata macroeconómica de la lucha contra la inflación es la que encabeza Rubinstein, que actúa como el ideólogo integral del plan económico de Massa. En ese aspecto hay cuestiones como el freno a la emisión monetaria para asistir al Tesoro y el ordenamiento fiscal sobre los cuales el equipo económico elige recostarse.
En términos de reservas, el equipo económico monitoreó a la distancia y ahora desde Buenos Aires la continuidad del esquema de dólar soja que le reportó ingresos superiores a los USD 2.000 millones, cuando aún no pasaron diez días de iniciado el precio diferencial para el complejo exportador sojero.
De todas formas, la necesidad de reservas hace considerar al equipo económico cómo evitar que así como el Banco Central se alimenta de nuevas liquidaciones, esas divisas no se van por otra vía, ya sea de importaciones de bienes o servicios como por el pago con tarjeta en el exterior o consumos dolarizados.
En ese plano, la industria presiona en público y en privado por una “priorización” de los escasos dólares para que sean dirigidos al abastecimiento de insumos, máquinas y repuestos, y están en alerta por el potencial egreso de divisas por la cuenta de turismo en los próximos meses por el Mundial de Qatar. En los primeros siete meses del año el Banco Central perdió unos USD 3.900 millones por el uso de tarjetas y los viajes al exterior, equivalente, por ejemplo, a casi todo lo que se importó en bienes de capital e intermedios en julio. En ese escenario, el Gobierno deberá definir si determina un nuevo recargo impositivo que haga más caro al dólar turista.